Mermeladas Toscani Gourmet
Me operaron por primera vez en julio de 2003, perdí fuerza, sensibilidad y movimiento de mi brazo y pierna izquierdos. Recibí 23 sesiones de radioterapia y una radiocirugía.
Fui recuperando todo poco a poco. Debido a las medicinas, me hinche y subí 14 Kilos en dos semanas, frustrante para alguien tan vanidosa como yo.
Terminé
mi carrera poco a poco, llevaba dos o tres materias por semestre pero me gradué, nada me lo impidió.
Pasaron dos años y en el resultado de
una resonancia magnética se ve que el tumor se recorrió quien sabe como y esta pegado al cráneo, parece estar encapsulado y el doctor quiso operarme otra vez para quitarlo completo y olvidarnos de esto. Cuando me operaron, descubrieron
que el tumor no está encapsulado y que tenía tejido mezclado del muerto por la radiación y todavía células vivas. No recibí tratamiento.
Nueve
años después comencé con unos dolores de cabeza que de plano dormía sentada, y si es que dormía; las inyecciones no me funcionaban así que me hicieron un estudio llamado PET y descubrieron que había actividad
tumoral así que tenía dos opciones: 1. Tomar quimioterapia (que no mataba todas las células malignas) 2. Operarme y tomar quimioterapia.
Opté
por la segunda. Dejando todo en manos de Dios, salí bien de la cirugía con sensibilidad y movimiento. A las 36 horas de operada, ¡me puse de pie! En cuanto a la quimioterapia, fueron pastillas. Nueve meses de mucha paciencia, cansancio,
que luego pasó a agotamiento y nauseas, bajé de peso y me puse muy ojerosa.
Terminé mi quimioterapia y en cuanto pude, me puse a cocinar mermeladas
y a venderlas, empecé vendiendo con conocidos y luego se fue pasando la voz. Acudí a la Asociación Mexicana de lucha contra el cáncer para que me ayudaran a comercializarlas y recibo su ayuda desde hace varios meses.
El cáncer es como un compañero de vida, en lo que a mí respecta. Me mostró lo que no había querido ver o no veía (cosas buenas y malas de mí
y de todo y todos) me enseñó a valorar, a disfrutar y a gozar de muchas cosas. Todo cobró un significado muy especial para mí: desde una sonrisa, una palmada en el hombro, un abrazo, el jardín de mi casa, el valor de una
relación, interiorizar, conocerme más y crecer como persona. Vencí miedos.
Como te podrás dar cuenta el cáncer cambió mi vida,
mas no terminó con ella. Es una nueva manera de vivir, todo depende del cristal con que se mira.